De las universidades de la Edad Media al Río de La Plata
Las primeras universidades surgieron a fines del siglo XII. A lo largo del siglo, en algunas ciudades europeas se habían ido formando grupos de maestros y estudiantes dedicados al estudio de un conjunto de disciplinas vinculadas particularmente con la Teología. Las universidades fueron creadas cuando algunos de esos grupos obtuvieron, de las autoridades reales o religiosas, cartas o estatutos que les garantizaban un conjunto de derechos y privilegios. En la mayoría de los casos, el estatuto le permitía a la comunidad de maestros decidir quiénes estaban autorizados a enseñar. Además, les concedía el monopolio para otorgar títulos sin necesidad de pedirle autorización al obispo de la ciudad, y una protección especial frente a los abusos de la población local. También les permitía juzgar a los miembros de su comunidad que cometiesen delitos o faltas no demasiado graves sin recurrir a los funcionarios reales. En algunos casos, como en Bolonia, los estatutos se otorgaron a los estudiantes.
Las primeras universidades reunían a grupos de maestros y estudiantes cuyo propósito era enseñar y aprender un conjunto limitado de disciplinas, hasta entonces restringidas al ámbito eclesiástico. La teología, en primer lugar, pero también el derecho y la medicina constituyeron núcleos centrales de la enseñanza.
Las universidades también se ocupaban de un conjunto de disciplinas básicas o preparatorias: la filosofía y las llamadas “artes liberales”. Estas se dividían en dos grupos: el trivium o arte de las palabras −gramática, retórica y dialéctica−, y el quadrivium o arte de los números −aritmética, geometría, música y astronomía−. Estas divisiones se vieron reflejadas luego en la organización de las facultades: Artes, Derecho, Medicina y Teología. En la gran mayoría de los casos, y durante varios siglos, las universidades se desarrollaron en la órbita de la Iglesia.
A partir del siglo XIII el modelo universitario medieval se difundió en diferentes estados europeos. En 1218 se fundó la Universidad de Salamanca, considerada la más antigua de las universidades hispanas. Posteriormente, los españoles trasladaron ese modelo a sus colonias americanas, donde, entre el siglo XVI y comienzos del siglo XIX, fundaron alrededor de treinta universidades. En América, las universidades se dividían en dos grupos: las mayores y las menores. Las mayores dependían del Estado y formaban en Derecho, Medicina, Teología y en las artes liberales. Las menores, instituciones fundadas por órdenes religiosas para formar sacerdotes, se especializaban fundamentalmente en Teología.
La primera casa de altos estudios erigida en lo que hoy es el territorio argentino fue una universidad menor. Creada en 1613 por los jesuitas en la ciudad de Córdoba, se orientaba a la enseñanza de Teología y a la formación de sacerdotes.
A pesar de los reiterados pedidos de las autoridades y los vecinos, durante el período colonial no fue posible crear una universidad en la ciudad de Buenos Aires. En la primera mitad de la década de 1770 se fundó el Real Colegio de San Carlos. Quienes cursaran estudios en él podían continuarlos luego en las facultades de Derecho, Medicina o Teología de alguna de las universidades del mundo colonial hispánico. El Colegio de San Carlos cumplía así las funciones de una facultad de Artes o Filosofía, ya que en él podían realizarse los estudios preparatorios.
Durante los últimos años del siglo XVIII se crearon algunas instituciones que ofrecían enseñanza superior. A diferencia de la Universidad de Córdoba, donde predominaba la enseñanza de Teología, estos institutos formaban especialistas que pudiesen resolver los problemas prácticos de una ciudad, que reunía a una amplia comunidad de comerciantes, navegantes y burócratas. Así, por ejemplo, las escuelas de Dibujo y de Náutica, dependientes del Real Consulado, instruían a pilotos y comerciantes. Por su parte, el Protomedicato, que en un comienzo se dedicaba a perseguir y controlar la actividad de los curanderos y de otras figuras que intentaban reemplazar a los médicos, posteriormente se ocupó de la formación de quienes tendrían la responsabilidad de atender la salud de la población.
A partir de 1810, con el inicio de los procesos revolucionarios, estas instituciones coloniales entraron en crisis y varias se disolvieron.