La Noche de los Bastones Largos

Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad Nacional de Buenos Aires al reiniciarse las clases interrumpidas como consecuencia de la promulgación del decreto-ley 16.912 que había dispuesto un nuevo ordenamiento para el funcionamiento de las universidades nacionales, 22 de agosto de 1966.

Argentina. Archivo General de la Nación. Fondo Archivo General de la Nación, Subfondo Acervo Gráfico Audiovisual y Sonoro. Serie Repositorio Gráfico, caja digital 109, número de inventario 292396.

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La Noche de los Bastones Largos

La Noche de los bastones largos

En junio de 1966 un golpe de Estado encabezado por el general Juan Carlos Onganía derrocó al presidente constitucional Arturo Illia. Comenzó así un período llamado “onganiato”, que tuvo a las universidades como uno de sus blancos de ataque. En julio de 1966 el gobierno emitió el decreto-ley N.° 16.912, que establecía la intervención de las universidades y le transfería al Ministerio de Educación y Justicia las atribuciones de los consejos directivos y los consejos superiores, autorizándolo a intervenir en cuestiones internas de las facultades. Además, se limitó el accionar de los centros de estudiantes mediante la prohibición de la actividad política. 

En la UBA, el rector Hilario Fernández Long se negó a continuar ejerciendo su cargo en esas condiciones. El Consejo Superior, que ya se había pronunciado contra el golpe de Estado, firmó una declaración en la que denunciaba la ilegalidad del decreto 16.912. Ese mismo día, grupos de estudiantes y profesores decidieron ocupar las instalaciones de cinco facultades de la UBA para resistir la decisión del gobierno militar. Las autoridades de facto resolvieron su desalojo mediante el uso de la fuerza policial. Los episodios que se suscitaron a partir de esa decisión dieron lugar a uno de los momentos más dolorosos de la historia universitaria argentina: la “Noche de los bastones largos”. La Guardia de Infantería de la Policía Federal ingresó en los edificios de las facultades de Ciencias Exactas, Arquitectura, Medicina, Ingeniería y Filosofía y Letras, y expulsó violentamente a los miembros de la comunidad académica que los habían ocupado. Muchos de ellos fueron detenidos y trasladados a diversas comisarías para ser liberados horas más tarde.

En los meses siguientes cientos de profesores renunciaron o fueron cesanteados. Algunos de ellos retornaron a la vida universitaria años después. Otros partieron al exilio y continuaron sus carreras en universidades de América Latina, Estados Unidos y Europa. También hubo quienes decidieron abandonar la vida académica y dedicarse a otras actividades profesionales.

Equipo MUBA

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